Associated British Foods (ABF) es, como dice su propia web, “un grupo
internacional diversificado de alimentos, ingredientes y venta al por
menor, que opera en 48 países”. Entre las marcas que encontramos dentro del grupo están el té Twinings o el azúcar de Azucarera. Ambos figuran en la interminable lista de firmas del grupo, todas
relativas al sector de la alimentación. Todas excepto una. Y aquí está la clave de todo. La excepción se llama Primark. ¿Quieres conocer el origen de Primark?
Pese a ser la excepción dentro de una empresa principalmente alimentaria, Primark genera el 61% de
los beneficios del grupo (según datos de Expansión).
¿Nunca habías pensado que, con matices, Primark se parece bastante a un supermercado?
Si lo pensamos bien, probablemente esta sea la fórmula del éxito. Para que nos entendamos, Primark es una empresa de moda
perteneciente a un grupo de empresas de alimentos. Y con ellas comparte
modelo de negocio: cantidades ingentes de productos, rotación diaria y precios asequibles para la más amplia categoría de consumidores.
ABF (incluyendo Primark) pertenece a la familia Weston. Se trata de la tercera más rica de Reino Unido (según la clasificación publicada en abril de 2015 por The Sunday Times) cuya fortuna está estimada en unos quince mil millones de euros.
Los Weston han ascendido en la lista ocho puestos de un año para otro.
¿El principal responsable de este movimiento? Primark, por supuesto.
La historia se fraguó cuatro generaciones atrás, en la panadería que el
padre de Garfield Weston (Toronto, 1898-1974) abrió en Canadá. Tras
combatir en Europa durante la II Guerra Mundial, Garfield convenció a
su padre para que produjera las galletas inglesas que allí había probado.
¡Todo un éxito! El negocio se expandió por Estados Unidos y, más tarde desembarcó en Reino Unido, donde Garfield optó por
instalarse en 1932. Tres años después fundó Associated British Foods.
La Fundación Garfield Weston (1958) la controla en su mayor parte.
No obstante, el padre de Primark fue Arthur Ryan, un irlandés
contratado por ABF para potenciar sus negocios en esa isla a finales de
los sesenta. Se acababa de inventar el prêt à porter, y la
idea de Ryan fue sublimar este modo de entender la moda, con una cadena
que siguiera las últimas tendencias (en constante actualización) y que
vendiera a precios bajos; un concepto visionario para la época.
En 1969 Primark abrió su primera tienda en Dublín bajo el nombre de Penneys. El resto es historia.
Cuando
Paul Marchant sucedió a Ryan como CEO de Primark en 2009, se centró en
la expansión internacional y la apertura de tiendas atractivas.
Como resultado, las grandes bazas de Primark hoy en día son la ropa a
la última, tiendas llamativas y, ante todo, precios de infarto.
Para
John Bason, director financiero de Primark, el “efecto Ryanair” y el “efecto Instagram” constituyen el motor de su éxito.
Los vuelos continentales a bajo coste fomentan el transporte de
personas que son, a fin de cuentas, clientes potenciales de Primark. En su flagship store de Londres, por ejemplo, alrededor de la mitad de los clientes son turistas.
El futuro de Primark pasa ahora por Estados Unidos. En 2015 abrieron sus tiendas insignia en Madrid y en Boston y para este 2016 sus esfuerzos se centran en abrir seis tiendas más en Estados Unidos:
en Freehold y Staten Island (Nueva Jersey); Willow Grow (Pennsylvania);
en Burlington y Braintree (Massachusetts); y Danbury (Connecticut).
Y para hacerse un hueco en el duro mercado americano, Primark tendrá que luchar contra otras empresas "fast fashion" como son las americanas Forever 21 y Old Navy (propiedad de Gap). Aunque estas no igualan la fortaleza de Zara o
H&M, con quienes Primark lidia en Europa cotidianamente. Y eso sin hablar de Abercrombie & Fitch o American Apparel, otras de las marcas americanas más conocidas pero que pasan por sus horas más bajas.
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