Hace diez años Sybilla dejó la marca que fundó en 1981 y desde entonces llevaba apartada del mundo de la moda. Pero el pasado mes de abril volvió y su regreso ha
sido tan aplaudido, tanto por el público como por las instituciones, que
Sybilla ha sido distinguida con el Premio Nacional de Diseño de Moda
2015. Un galardón que ya obtuvieron nombres como Josep Font (2014), Amaya Arzuaga (2013) o Manolo Blahnik (2012) y que, además, está dotado de 30.000 que ayudarán a seguir apostando por el diseño, la innovación y la búsqueda de la prenda perfecta.
Aunque nació en Nueva York,
Sybilla Sorondo-Myelzwynska es uno de los grandes nombres de la moda
española. En 1981 realizó su primer desfile y cuatro años después presentó su primera colección de prêt-à-porter en
el Salón Gaudí de Barcelona. Desde entonces ha subido sus creaciones a
las pasarelas de medio mundo, desde Madrid a Tokio, pasando por Milán; y
ha colaborado con grandes diseñadores como Yves Saint Laurent, Vivienne
Westwood, Gaultier, Romeo Gigli, Martin Margiela o Louis
Vuitton. Cuando en 1989, con 26 años, ganó el premio Cristóbal
Balenciaga a la creación nobel, ya se sabía que el nombre de Sybilla era
mucho más que una firma vinculada a la 'Movida' madrileña. Seguramente
sean muchos los que identifiquen su nombre con las películas de
Almodóvar o con los diseños que en los años 80 y principios de los 90,
lucían sobre la alfombra roja actrices como Ana Belén o Marisa Paredes.
Pero el pasado mes de abril regresaba a la moda con una colección que
buscaba ser una celebración de su discurso creativo: arquitectónico,
poético y femenino. "Me fascinan las mujeres, cada una con sus formas y
su personalidad", explicaba la creadora en la inauguración de la tienda
efímera con la que abría esta nueva etapa en su carrera. Múltiples
cabeceras internacionales —desde el New York Times al WWD, pasando Il Giornalle— se
hicieron eco tanto de su vuelta como del éxito de las colecciones que
desde entonces presenta coincidiendo con la semana de la moda de París.
Una expectación que demuestra que nadie, ni medios ni compradores, ha olvidado a
una de las diseñadoras españolas más relevantes de las décadas de los
ochenta y noventa.
El jurado
del Premio Nacional de Diseño de Moda la ha premiado por haber
construido una de las marcas "más reconocidas en el panorama
internacional" y por "haber sabido renacer siendo fiel a sus principios
creativos". A veces, las segundas partes sí son buenas.
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