El mundo de la moda también es un mundo convulso. De vez en cuando algo cambia y todo comienza a girar. Esto es lo que pasó ayer. Tras varias semanas de rumores, la web WWD anunció el despido (no renovación) de Alexander Wang por Balenciaga. Una noticia que nos ha sorprendido a todos.
Alexander Wang fue el elegido, hace tres años, para sustituir a otro hombre que parecía insustituible: Nicolas Ghesquiere, hoy director creativo de Louis Vuitton. Desde entonces Wang, el niño mimado de la moda, consiguió hacer de Balenciaga una marca deseada y ansiada fuera del rango de edad habitual de la marca. Consiguió diseñar prendas y accesorios que se vendían en horas y que marcas como H&M o Zara copiaban sin reparo alguno.
Lo mismo ocurrió hace menos de un año cuando Wang fue el diseñador invitado de H&M para su ya famosa colaboración anual. La colección creó tanta expectación que en menos de dos horas muchos de los diseños colgaron el cartel de "sold out" en la mayoría de las tiendas.
Wang también posee una marca propia y una segunda línea por lo que su trabajo es uno de los más solicitados. Aquí ponen muchos el foco sobre el porqué de su despido: exclusividad y dedicación. Sea así o no, la carrera de Wang está en lo más alto.
El binomio Wang-Balenciaga parecía funcionar a la perfección. Wang había conseguido abrir la puerta de Balenciaga a un nuevo público y con este, las ventas habían aumentado hasta los más de 400 millones. Pero como suele ocurrir, todo tiene un principio y un fin. Y este parece ser el final de Wang en Balenciaga que será efectivo en septiembre, cuando Wang presente su última colección para Balenciaga en París.
La firma ya está buscando un nuevo director creativo que, según apuntan varias fuentes, será alguien interno de la marca. Veremos cómo acaba el nuevo "culebrón" del mundo de la moda.
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