McQueen,
Galliano o Marc Jacobs fueron capaces de elevar a los altares a
grandes marcas. Con la muerte de Alexander y el “destierro” de
John, es Riccardo Tisci el único que entiende la moda como ellos lo
hacían. Y eso, tiene premio.
La
forma que tiene Tisci de entenderla es “sobrenatural” y su
filosofía, clara: buscar la belleza en
las cosas intentando convertir a las prendas en verdaderas obras de
arte y artesanía, llenas de lujo y sofisticación que invitan a
soñar e imaginar nuevos mundos y culturas. Es por esto que en 2005,
la marca francesa Givenchy lo llamó para que ocupase el cargo de
director creativo. Tras su debut en la alta costura, el italiano ha
seguido cosechar grandes éxitos para la maison,
temporada tras temporada, con sus propuestas únicas y sorprendentes,
a medio camino entre el romanticismo oscuro y el gótico chic, pero
en total sintonía con los valores de la casa. Aunque él lo aclara:
“Mi manera
de mostrar la moda es muy melancólica. La gente me llama diseñador
gótico, pero yo no me veo así. Yo amo el romanticismo y la
sensualidad; tal vez, porque vengo de una familia con ocho hermanas.
También soy una persona muy emotiva. Me gusta el negro, me gusta el
blanco. Nunca lo que está en el medio.”
En
sus colecciones abundan detalles oscuros así como una elegancia
moderna, contemporánea y romántica. Sus diseños cuentan historias
cargadas de ese romanticismo oscuro que lo caracteriza, con cortes
afilados y contraposiciones de luz y oscuridad que se unen en armonía
para generar una silueta contemporánea. Tisci también juega con la
mezcla de códigos masculinos y femeninos proponiendo una sensualidad
andrógina con una estética en la que convergen líneas suaves,
femeninas y delicadas con una modernidad imaginativa y sorprendente.
Esto ha
llevado a que Givenchy forme parte del “top ten” de las marcas de
moda y ha sido elevada a los altares de la mano de Tisci. Como ya lo
hiciese Galliano en su época, el director creativo es el alma de
Givenchy consiguiendo “resucitarla”. Ha conseguido construir un
universo moderno y coherente en torno a la herencia clásica que
siempre ha rodeado a Givenchy.
Pero el
éxito de Tisci tardó en llegar. Al público le costó apreciar su
particular manera de entender la moda ya que la calificaban como
“excesivamente compleja”. A eso se sumaba su deseo de no querer
vincular sus diseños a famosas: “La estrategia de algunas firmas
es vestir a muchas celebrities.
No es la mía; creo que envía un mensaje confuso”, afirmó en el
2009. Pero esto cambió y fue el principio de una larga lista de
éxitos.
Hoy por hoy
Givenchy “coloca” en las mejores red carpets un mínimo de dos
vestidos, viste a celebrities de la talla de Cate Blanchett o Rooney
Mara y ha conseguido algo inimaginable estos días: aumentar las
ventas y el número de nuevas clientas. Si esto no fuera poco, Tisci
ha colaborado con marcas como Nike (consiguiendo un “sold out” de
su reinterpretación de las míticas Air Force 1 en menos de 5
horas), ha vestido a Maddona en la SuperBowl y ha sido el diseñador
de una de las modas más mediáticas de los últimos años: Kim
Kardashian. Sin olvidarnos, por supuesto, de la colección
Otoño-Invierno 2011 donde la imagen de un rottweiler inundó la
pasarela.
Y siendo
fiel a sus principios y a su personal manera de entender la moda,
Tisci decidió en 2010 no desfilar en la Semana de la Alta Costura.
Como ya lo hicieron Tom Ford o Phoebe Philo, Tisci ha cambiado la
manera de presentar las colecciones. La presentación se lleva a cabo
en salones de lujo y entornos poco comunes en la que los diseños se
muestran a los compradores con fotos: una de frente y otra de espalda
tomados por el mismo fotógrafo.
Todo esto ha
contribuido a que una marca clásica e icónica como Givenchy conecte
con el público más jóven. Las fashionistas caemos rendidas ante
los estampados y los diseños que le caracterizan pero, sobre todo,
por su pasión en todo lo que hace. Como él cuenta “Estoy
escribiendo mi propio código para Givenchy sin destruir su
historia.”
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